Con este artículo quisiera dar a conocer el privilegio de ser artista, lo hermoso de poder vivir del arte, y el coraje que hay que tener para  tomar la decisión de serlo, pues para nadie es un secreto que la danza es una profesión poco valorada en la sociedad y hay veces hay que enfrentarse hasta con la propia familia para defender esa decisión.

 

Poder vivir en un país como Francia me ha dado la  posibilidad de ver que puedo ser una artista sin temor de ser juzgada por no tener un título universitario y simplemente ser valorada por lo que puedo aportar a la sociedad con mi arte.

 

Bailarina desde pequeña en  los grupos de danza de la escuela, a los 8 años empecé mi formación en el Ballet Folclórico de Antioquia, institución a la que le debo muchísimo,  ingrese a la compañía a los 16 y allí tuve la posibilidad de viajar y abrirme al mundo, una experiencia extraordinaria. La danza me enseñó desde muy temprana edad que la disciplina y la perseverancia son tu mejor aliado, el talento es importante, pero no lo es todo. Nunca pensé en la danza como profesión, la vida me fue dando las respuestas poco a poco. Fui a Cuba para formarme en danza clásica y después de ese viaje decidí que quería seguir estudiando y bailar en el exterior. Becada en una escuela superior de danza fue como comenzó mi historia en este país. A Francia le debo muchísimo y sobretodo admiro el enorme apoyo que se le brinda a los artistas; a cada oportunidad que se me presenta siempre pienso en mi país y en cómo me gustaría que algún día se le pudiera brindar un apoyo parecido a los artistas colombianos.

 

La estructura cultural francesa es admirable, aprendo constantemente de ella con la idea de poder aportar algún día al desarrollo de esta misma en mi país. Soy bailarina a tiempo completo aunque no trabaje todos los días, pues mis contratos son parciales: una jornada,  dos, una semana, nada es definido.  

 

Pero cuando no trabajo me entreno, lo cual es fundamental para todo artistas y debe ser considerado de igual forma como días de trabajo, es por eso que en Francia existe el  régimen de intermitencia de espectáculo, un sistema al cual pertenezco donde se le asegura al artista un salario mensual así no se trabaje; y con esto poder brindarle al artista la tranquilidad de tener tiempo para entrenarse sin la necesidad de tener un trabajo complementario para subsistir, pues la verdad es que si hay meses en que se trabaja bien, hay otros donde no se  trabaja ni uno solo día, esa es nuestra realidad, y siempre estaré plenamente agradecida con este país por ese privilegio, definitivamente es un paraíso para los artistas.

 

...Pero no todo es color rosa, es verdad que es un lujo ese sistema, pero para poder ingresar y renovarlo, pues cada 10 meses hay que hacerlo, hay que trabajar un mínimo  de horas como artista y es ahí que se presenta el constante problema de conseguir contratos y presentar audiciones (audiciones donde la mayoría de las veces se presentan muchísimas personas para pocos puestos y  períodos muy cortos). Por eso  se debe tener gran fortaleza mental, pues ser rechazado y tener el coraje de seguir intentando día tras día otra nueva audición no es nada fácil...

 

Amante a la literatura, junto a la danza, me acompaña mi segunda pasión que son los idiomas y en mis tiempos libres me dedico a estudiarlos; mi sueño es poder implementarlos para ayudar al desarrollo de la cultura en mi país.

 

Con mi historia quisiera mostrar la poesía de la vida de un artista, decir que  vale la pena luchar por lo que se quiere y defender la pasión por el arte hasta el último instante.

 

Espero que algún día los artistas tengamos una mejor posición en la sociedad, tengo la esperanza que el arte llenará tarde o temprano los tantos vacíos que tiene la humanidad,  que el Estado mejorará el apoyo a la cultura y que el baile atropellará cada vez a más y más personas en el mundo; pues una sociedad sin arte y sin cultura nunca podrá ser feliz.

 

 

Juliana Casas es una colombiana, bailarina de coreógrafos importantes en Francia como James Carles, Carl Portal, Hakim Ghorab y Zack Reece. Además ha trabajado con artistas internacionales de la talla de Celine Dion. Juliana trabaja para la empresa de juegos de video UNISOFT, donde ha figurado como modelo de baile para la consola Wii, en los juegos de Michael Jackson y juste dance, distribuidos mundialmente.

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