La escritura en la web traza nuevos planteamientos al español y a la manera en que éste se vive. Docentes de EAFIT y conocedores analizan el fenómeno. Manifestación oral de escritura, subidioma o parte de un cambio generacional, son los calificativos dados a un hecho que se manifiesta a cada segundo.
La frase, según los evangelios, la lanzó Poncio Pilatos, el gobernador romano que condenó a Jesús de Nazaret a morir en la cruz. “Lo escrito, escrito está”, dijo hace ya dos milenios el controvertido personaje, quien de esa manera se cerraba a la posibilidad de corregir algo que él mismo había ordenado escribir.
Lo afirmado por Pilatos se volvió casi que un principio en el ejercicio profesional de quienes utilizaban la palabra para trabajar, caso los periodistas, sin embargo, habría que mirar, 20 siglos después, la cara de Pilatos si su intención fuera defender aquella misma frase ante a un auditorio repleto de jóvenes, quienes analizándolo de frente se preguntarían: “lo escrito, ¿escrito está?”…
El ejemplo de Pilatos es traído por el periodista Carlos Mario Correa Soto, docente del pregrado en Comunicación Social de la Universidad EAFIT, y quien toma partido en un fenómeno que se vive en lo cotidiano con el bombardeo de la tecnología y con la proliferación de las redes sociales. El asunto pasa porque los muchachos, habituales usuarios de estos medios, hablan entre ellos a través de sus teclados a unos ritmos que una persona que supera los 30 años difícilmente los sigue, o mejor, los entienda.
En ese sentido, ¿se está ante una nueva forma de comunicación?, ¿ante una escritura nueva que cuenta con sus propios códigos?, ¿frente a una manera de empobrecer o alimentar el español? Y qué mejor oportunidad que el Día del Idioma para sondear un fenómeno actual y real en el que es difícil ponerse de acuerdo, no obstante, es interesante observarlo desde la mirada de diferentes conocedores del tema.
Escritura oral“Antes, quienes ejercíamos en prensa, pensábamos mucho antes de escribir o de hablar sobre un tema, pues se decía que lo escrito era casi que sagrado, es más, a uno le temblaba la mano y la conciencia por escribir bien”, dice el profesor Carlos Mario, quien de esa forma cuestiona las transformaciones que se viven en la actualidad.
El docente opina que con el Internet esta sentencia no existe, o pocos la tienen en cuenta, porque es un medio en el que si alguien se equivoca corrige en la marcha. “Yo creo que la escritura de Internet tiene el ritmo y la emoción del tecleo y los más veloces escriben al ritmo de ese tecleo, eso sí, sin pensar en la racionalidad que impone la ortografía y las normas básicas de escritura. Es una escritura muy oral, donde la gente escribe como habla, muchas veces sin pensar y solo con la velocidad de sus manos”.
Otra mirada tiene Juan José García Villegas, editor de Medios Electrónicos del periódico El Colombiano, para quien este tema debe analizarse como un subidioma (no parlache) por donde se encuentran formas de comunicarse y entenderse, aunque considera que afecta el lenguaje porque se utilizan palabras, formas de escribir y expresiones que no están aprobados por el ente regulador del idioma que es la Real Academia de la Lengua.
“Una dificultad es que aquellas personas que no estén dentro de las redes sociales o en la tecnología no entienden lo que les están diciendo. En este caso, el idioma deja de cumplir su función fundamental que es comunicar, que el mensaje llegue a un emisor y que éste comprenda lo que le dicen. De esta manera, es como si le estuvieran hablando en chino”, dice García Villegas.
El periodista aclara que los jóvenes que usan este tipo de lenguaje no lo hacen por la iniciativa de que las palabras sean escritas así, sino porque muchos de ellos tienen que acceder a dispositivos generalmente móviles. “Está, por ejemplo, el que está escribiendo en Blackberry y, como son palabras que van entrando en uso, busca suprimir la escritura de éstas por algo rápido, es algo más práctico”.
Ni empobrece ni alimenta, se transformaDe EAFIT también es el periodista Juan Gonzalo Betancur, docente del pregrado en Comunicación Social, quien sostiene que no cree ni en un empobrecimiento ni en un enriquecimiento del español. “Internet no solo está produciendo transformaciones en la manera en que se escribe sino también en la manera en que se lee, porque es un medio instantáneo y simultáneo, entonces en un chat estoy escribiendo con alguien e inmediatamente me contesta. El asunto es que en ese chat media la palabra”.
El profesor Betancur manifiesta que los muchachos tienen sus propios códigos, como es el caso de un elemento gráfico como el emoticón, por lo que se debe entender que es distinto. “Esto no es bueno ni malo en sí mismo. Digamos mejor que el lenguaje formal, si lo vemos desde las normas de la academia, se está transformando”.
Ante lo anterior comenta que la publicidad también transforma las reglas del idioma, y cita ejemplos como el nombre de Almacenes Exito sin tilde o el logo de EPM en minúsculas (epm). “Ese es otro código, y lo mismo ocurre con el Internet. El medio está llevando a esas nuevas prácticas de comunicación, en la emisión y en la recepción”.
El docente expresa que el problema existe cuando no hay una diferenciación entre el mundo del chat, el mundo de Internet y otros espacios de escritura. “Es que ojo: hay periódicos, blogs y otros medios formales en Internet que son distintos a otro blogs donde se despacha alguien contra alguien. La lucha con ellos (los jóvenes) es que creen que el mundo del chat es la misma vida, y no, hay que saberlo diferenciar, así como pasa en el mundo de la publicidad con alteraciones que están permitidas”.
A su vez, el docente Mauricio Vélez, del Departamento de Humanidades de la Universidad, considera que hay un cambio generacional en el uso que se le da al lenguaje por parte de los muchachos. “La discusión es similar a que si el libro digital acabará con el físico. El libro físico se sigue vendi
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