La modificación del sistema de salud beneficiará a nueve millones de hispanos, pero excluye a los indocumentados
Reforma sanitaria de Obama tendrá que votarse nuevamente en la Cámara de Representantes
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25 de marzo. Después de que los republicanos consiguieran ayer en el Senado, alterar su contenido, a través de dos enmiendas, el proyecto de reforma sanitaria del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, será remitido otra vez a la Cámara de Representantes, para una nueva votación, antes de la aprobación definitiva en el Congreso. Pese a que los senadores demócratas consiguieron frenar hasta 30 enmiendas de los republicanos, finalmente el texto regresará a la Cámara de Representantes, donde fue aprobada este pasado domingo por 219 votos a favor (necesitaba 216) y 212 en contra. Concretamente, el Senado aprobó dos de las enmiendas de los republicanos en lo referente a la renovación del plan de préstamos a estudiante, según informó un portavoz del presidente del Senado, Harry Reid. La situación, en todo caso, ya estaba anunciada. Nada más ser aprobada la reforma sanitaria, la minoría republicana en el Senado empezó a torpedear con enmiendas el anexo de la ley y anunció su intención de impedir la aprobación de las modificaciones introducidas en el proyecto por la Cámara de Representantes. El proyecto deberá votarse nuevamente en la Cámara Baja para su posterior aprobación final en el Parlamento estadounidense. Los inmigrantes legales tendrán que esperar cinco años Este proyecto de ley, que plantea la reforma del sistema de salud en Estados Unidos, está dirigido a beneficiar a 32 millones de personas, nueve millones de las cuales, son hispanoamericanas. Sin embargo, a pesar de los reclamos por parte de las organizaciones defensoras de inmigrantes existentes en ese país, los extranjeros indocumentados han quedado excluidos del acceso a la cobertura médica universal. Aunque los inmigrantes legales podrán hacer uso de la asistencia sanitaria, existe una diferencia que cabe resaltar, ellos tendrán que esperar cinco años para poder tener el acceso al programa federal y estatal de seguro de salud (‘Medicaid’). Esta inequidad ha levantado las críticas de grupos que pertenecen a sectores de la inmigración, que han manifestado no entender por qué los extranjeros que residen de forma regular en ese país, que pagan sus impuestos como cualquier otro ciudadano, tienen que aguantar una espera de cinco años para recibir los beneficios de la Medicaid. Organizaciones como Latinos Unidos para el Cuidado de Salud (LUH) y la Agenda Nacional de Liderazgo Hispano (NHLA), han manifestado que no se puede pretender que estas personas no puedan obtener programas y servicios públicos que están siendo financiados por sus impuestos. Para los inmigrantes ilegales, las situación es aún más difícil, porque según el texto de la reforma quedan excluidos de cualquier posibilidad de participar en los denominados ‘intercambios de salud’ ó mercados de seguros privados, aunque sean pagados con sus propios recursos. Para que los indocumentados puedan ampararse en los programas de salud estatales, primero tendrán que obtener su residencia legal, lo cual a su vez depende de la decisión del Congreso estadounidense para aprobar este año la reforma migratoria, la cual los republicanos han anunciado que no apoyarán.
Diario Tribuna Latina