Cuando se vive fuera de la cultura de origen, existen algunas épocas del año que se convierten en verdaderas situaciones de riesgo para el estado emocional de los inmigrantes. Una de ellas, de especial relevancia, es la época de la Navidad y Año Nuevo.
El choque emocional de la migraciónAdemás del choque cultural habitual y permanente presente en todo proceso migratorio existe el choque emocional. Cada cultura tiene una manera diferente de acercamiento entre las personas, de mostrar su afecto y su sensibilidad. Desde culturas más frías donde el territorio vital es bastante amplio (territorio personal: Esos centímetros alrededor del cuerpo que nos hacen sentir cómodos/incómodos ante la presencia de otras personas) a otras (generalmente las culturas latinas del sur) donde el acercamiento es constante, cada cultura tiene sus propias maneras de expresar los sentimientos y las emociones. Ese choque emocional puede ser positivo si se tiene apertura mental y las habilidades necesarias para integrarse en la nueva cultura, o negativo si el choque cultural es tan fuerte que no se es capaz de procesar la nueva información produciendo trastornos físicos, psicológicos, sociales y espirituales.
Duelo migratorioLas personas que han decido emigrar tienen que vivir y procesar el duelo migratorio que como toda ruptura, se caracteriza por la pérdida de todos aquellos componentes de la cultura que sustentaban el bienestar emocional. Según el especialista Joseba Achotegui, el duelo migratorio es parcial ya que no termina nunca de resolverse debido a que en realidad las personas no están muertas, pero tampoco se puede contar con ellas porque ya no hacen parte de la vida cotidiana.
Épocas de riesgo emocionalTanto el duelo migratorio, como el impacto emocional de la migración cobran especial notoriedad en determinadas épocas del año. El Día de la Madre, del Padre, San Valentín (en algunos países se llama el día del amor y la amistad), cumpleaños y otras fechas significativas se convierten en verdaderos factores de riesgo frente al proceso adaptativo de las personas migradas. Especial relevancia cobra la época de Navidad y Año Nuevo porque en estos días se encuentran simbolizadas muchas de las experiencias más gratificantes y profundas de las personas. Factores como el encontrarse con la familia en torno a determinadas tradiciones, estar cerca de la mamá, el papá y los hermanos, las fiestas propias, las comidas típicas, sentir que esa red familiar y social sigue ahí para apoyar, dando esa sensación fundamental para el ser humano de hacer parte de algo más grande que el mismo (o sea, haciendo parte de una familia, de un clan, de una tribu) son elementos que cobran sentido de nuevo cada vez que se acerca el fin de año y el comienzo de uno nuevo.
Maldita NavidadPrecisamente por la lejanía de los ausentes, para muchas personas los días navideños son un verdadero infierno emocional que puede agravar la situación psicosocial ya no solo de los inmigrantes sino también de la familia en la cultura de origen. Es necesario prepararse de alguna forma para que estas fechas se puedan vivir con la alegría que ellas mismas sugieren.
Alternativas para enfrentar la Navidad estando fuera del país de origen1. Asegure su comunicación con los suyos. Si deja el contacto para el día de Navidad o Año Nuevo, las comunicaciones estarán colapsadas y además de no estar presente, tendrá la frustración de no poder ponerse en contacto. No es lo mismo llamar un día antes o después, pero se asegura de que lo pudo hacer.
2. Relativizar la importancia de las fiestas. Una capacidad de los seres humanos es darle el significado que quiera a cada experiencia, por más anclada que esté dicha experiencia en nuestras vidas. Si le da mucha importancia a la Navidad y no la puede vivir con quien quiere y como quiere, su frustración será mayor.
3. Reconstruya su red social. No es lo mismo, pero si puede pasar la Navidad con sus nuevos amigos(as), los que ha hecho en la nueva tierra, atenuará los efectos de estar lejos.
4. Cree su propia tradición. Si su migración es de larga duración, en vez de estar lamentándose por las tradiciones que no puede vivir, cree unas nuevas, con sus nuevos amigos o con su familia cercana. Y si está solo(a) busque asociaciones, celebraciones públicas o actividades especiales que le permitan ver estas fiestas con otros ojos.
Está claro que la Navidad no deja indiferente a nadie, facilita recuerdos y sensaciones positivas para muchos, pero también dolores, malestares y malos recuerdos para otros.
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