Por Maria Fernanda MorenoCon reportería de Diana Mejía y Gabriela Sáenz
Manuel José Vives fue elegido representante a la Cámara por los colombianos en el exterior en las elecciones de mayo de 2006, y se posesionó el 20 de julio de ese mismo año. Ya va a cumplir tres años de labores y en realidad no es mucho lo que pueda decirse sobre su gestión y su reconocimiento dentro de la comunidad de colombianos en el exterior. Conexión Colombia averiguó por qué.
Desde su elección Vives se ha enfrentado a toda una serie de tropiezos: su elección fue demandada por el Mira, el partido que le siguió en número de votos (7,264, equivalente al 19.54%), al asegurar que hubo fraude en el conteo; y la Circunscripción de Colombianos en el Exterior no está del todo reglamentada, por lo que hay algunos vacíos en cuanto a las funciones y alcances del dueño de esta curul. Incluso no está claro si su elección se hace con o sin voto preferente. Este último problema no ha sido enfrentado solo por Vives, sino por todos sus antecesores desde 1991, cuando la Circunscripción fue creada. 
Aun así Vives se posesionó y ha tenido todo el respaldo legal para llevar adelante su gestión. Pero no como ha debido ser. En parte porque pocos lo conocen. Actualmente no hay cifras que sustenten ni midan el nivel de conocimiento de los colombianos en el exterior sobre la existencia de Vives y de su circunscripción en el Congreso. Pero la escasa votación por la que Vives llegó a la Cámara es un indicio. De un total de 37,176 votos que recibió esta Circunscripción Especial, el Partido de la U, que le dio el aval al actual congresista, recibió 9,319, el 25% del total. Siempre se habla de una cifra de cuatro millones de colombianos fuera del país, ¿cuántos de ellos pueden votar y qué tan representativa es entonces esta votación?
Esto en parte porque la tarea de divulgación de la Organización Electoral no ha sido del todo exitosa. La Registraduría es la encargada de decirles a los colombianos dónde votar, cómo inscribirse y, sobre todo, de contarles que en el Congreso hay alguien encargado de representarlos. Y, aunque Conexión Colombia les preguntó a algunos de sus usuarios si sabían de la existencia de esta figura, cualquier sondeo no riguroso sería insuficiente. La comunidad de colombianos en el exterior es inmensa. Pero las respuestas en general fueron de este tipo: “hasta ahora me entero que uno vota por alguien para que nos represente aquí. Y si no sabía que se podía votar, mucho menos voy a saber quién es él”, dijo Aleida Pedraza, una colombiana que vive hace 21 años en Estados Unidos. Y “sólo voté para Presidente. No voto para Congreso porque no conozco a nadie. Tampoco sé quién es Manuel José Vives porque da igual quién sea, hasta ahora no he visto la diferencia”, aseveró Carmen Taborda, una colombiana residente en Florida.
Los electores de Vives estuvieron solo en Estados Unidos, donde centró su campaña por temas de presupuesto. Además porque allí es donde ha vivido gran parte de su vida. Los colombianos de los otros 51 países, donde hubo mesas de votación, nunca tuvieron contacto con él.
Y siguen sin tenerlo. Mientras que a los representantes de los 32 departamentos colombianos el Congreso les entrega mensualmente cuatro tiquetes de avión para que viajen a sus departamentos a hacer trabajo de campo y a hablar con sus comunidades, Vives no ha recibido uno solo. “La Cámara de Representantes no me expide ni siquiera uno al año. Hasta ahora los viajes que he hecho los he pagado con mi dinero y por eso mi campo de acción es más que todo en Nueva York y Miami, donde tengo mis sedes políticas. He querido viajar a Europa y tengo planeado hacerlo, pero me toca consultar con el bolsillo primero”, le dijo Vives a Conexión Colombia.
Obviamente no es lo mismo viajar a Cartagena que a España, pero con lo que cuestan ocho tiquetes a la capital de Bolívar podría pagarse uno a Madrid. Sin embargo “la ley 5 de 1992 no autoriza a la Cámara de Representantes otorgar pasajes internacionales a los parlamentarios, ni siquiera al de la jurisdicción internacional”, explicó Jesús Alfonso Rodríguez, Secretario General de la Cámara de Representantes.
Vives ha buscado un cambio en esta dinámica. “Solo necesito una firma del Ministro de Hacienda para que apruebe los tiquetes, que son un rubro dentro del presupuesto del Congreso. Pero pasé un derecho de petición y me lo negaron. Ahora tendría que interponer una acción de tutela”, explicó.
Su argumento se agota fácilmente. Vives tiene hoy a su disposicion decenas de herramientas efectivas para comunicarse con la comunidad que representa sin necesidad de verla cara a cara. Es una de las ventajas de la globalización.
Por todo esto la pregunta obligada es ¿qué tan importante es la presencia de este congresista en el Capitolio? La respuesta es muy clara para él. Al preguntársele si su curul es necesaria, respondió: “No es un 80 por ciento. Y sí en un 20”. Y explicó: “el 80 por ciento de las necesidades de los migrantes se suplen con las mismas leyes que cobijan a los colombianos, las que hacen a diario los demás congresistas. Yo trabajo por ese 20 por ciento restante”.
Una de sus propuestas más importantes fue aumentar a tres el número de representantes de los colombianos en el exterior, uno para Estados Unidos y Canadá, otro para Europa y otro para Suramérica, con el argumento que “solo un representante no tiene peso político” y que “con circunscripciones más pequeñas sería más fácil llegarles a todas las comunidades”. Presentó el proyecto en la legislatura pasada pero no pasó, según él porque el gobierno (y el Congreso) le dio toda la importancia a su proyecto de Reforma Política. “Fue acumulado a otras iniciativas de reforma constitucional y en la Comisión Primera de la Cámara solo se dio aprobación a al proyecto de reforma política impulsado por el gobierno nacional, con el argumento de que los demás eran ‘inconvenientes’”, aseguró.
Aunque este es un tema de simple manejo político aplicable en todo lo que tiene que ver con las labores del Legislativo, vale la pena analizar la necesidad de tener a tres congresistas que legislen a