Colombia fortalece su capital humano a través de la formación científica de niños y jóvenes

22 Abr

Pequeños desde los 2 años participan en actividades relacionadas con la ciencia en todo el país, que promueven la formación de investigadores. Observadores del planeta, creadores de cohetes, químicos y físicos se están formando fuera de las aulas de clase.
Carlos Mario Rodríguez tiene 8 años de edad y desde los 5 ha estado cerca de la astronomía. Un curso de vacaciones fue la excusa para que hiciera cohetes de cartón llenos de agua que fueron disparados con supervisión desde la azotea del Planetario Distrital de Bogotá. También, gracias a un experimento con agua, aceite y alcohol, descubrió que era más liviano el aceite, aunque su inclinación inicial fuera el agua.
“El Planetario de Bogotá ha querido que los niños empiecen una formación profesional desde temprana edad. El club infantil, la astronomía para niños, la astroludoteca son actividades creadas para que se sientan motivados a entrar al mundo de la ciencia de manera amable y sencilla”, explica Ángela Pérez, coordinadora del programa de astronomía para niños.
“Mi profe de biología en el colegio –cuenta Carlos- decía que el campo magnético nacía de los mares, cuando viene del centro de la Tierra”. Algo similar le pasó a Lina Roata, de 11 años de edad, que lleva un año en el Club de Biología de Maloka. “En mi colegio no dan muy buena biología y acá aprendo lo que allá no veo. Además, a veces mi profe dice cosas raras que no tienen sentido”.
Mente abierta gracias  a la ciencia
“Colombia tiene que generar una capacidad en los niños en torno a la exploración, desde que son pequeños. Se les debe estimular la curiosidad, la capacidad de fascinarse, preguntar, enfrentar retos y solucionar problemas que les den la posibilidad de mejorar su entorno. Ese debe ser el soporte del desarrollo económico y social del país”, opina Nora Elizabeth Hoyos, directora de Maloka.
Un juicio similar tiene Marco Raúl Mejía, asesor pedagógico de Ondas, el programa de Colciencias que busca la apropiación de la ciencia y la tecnología por parte de los niños y jóvenes de todo el país: “Quienes han participado en el programa nos dicen que le tenían miedo a la ciencia y hoy sienten que es fácil; rompen los imaginarios de cómo la entendían y asumen una capacidad de interrogar. Los profesores reconocen que son niños más activos”.
Quienes son formados desde la base de la investigación cultivan un pensamiento sistémico, preguntan, indagan, generan soluciones y cuentan con las posibilidades de ser adultos capaces de transformar la realidad para el beneficio de la comunidad.
“El mundo actual ha obligado a que los niños no solo sepan sumar o restar, sino que se hace obligatoria una alfabetización alrededor de la ciencia, no solo para formarse como científicos, sino para crear soluciones, adquirir criterio en aspectos como el calentamiento global. Si un niño aprende la importancia de cuidar el planeta, va a ser un ciudadano más consciente y competente”, señala Juliana Hoyos, del programa Pequeños científicos, de la Universidad de los Andes.
Mario Roata, padre de Lina, asegura que el estímulo de los padres para que sus hijos  participen en estas actividades, los vincula más rápido a la sociedad, “son personas que aceptan más fácilmente las críticas y también el reconocimiento a su trabajo. Es definitivamente una experiencia enriquecedora para su formación personal”, opina.
Para Marco Raúl Mejía, del programa Ondas, la importancia de la formación científica en niños y jóvenes, es que “se ayuda a construir un nuevo ser humano. A un pequeño que logramos captar con entusiasmo en un proyecto de estos le estamos quitando la violencia del camino de sus posibilidades”.
Ciencia para los más chicos
Algunos de los programas que proyectan el perfil científico en niños y jóvenes son:
- Ondas: nació hace siete años y es liderado por Colciencias. Apoya a niños de los 32 departamentos a que conviertan preguntas que se hacen cotidianamente, en proyectos de investigación orientados a la zona que habitan. Por el programa han pasado 500 mil niños de 400 municipios, con más de 1.000 proyectos.
- Pequeños científicos: creado por la Universidad de los Andes con un modelo de formación francesa. Capacitan durante un año a maestros de ciencias de los colegios en todo el país, para que impartan clases de manera experimental. Participan niños desde los primeros años de formación hasta sexto grado. Las clases promueven la experimentación guiada, la investigación en equipo a través de la exploración, en las mismas aulas de clase. Funciona desde 1998.
- Planetario Distrital: el club infantil cobija a niños desde los 4 hasta los 11 años. Se reúnen un sábado cada quince días, durante dos meses. El objetivo es que se acerquen al conocimiento del Universo, a través de la astronomía.
- Maloka: cuenta con seis clubes: energía, química, física, pequeños investigadores, astronomía y robótica. Durante cinco meses los niños se reúnen los sábados, y con asesoría de expertos realizan experimentos y actividades de campo.
Por Edna Juliana Rojas H.
Redactora ABC del bebé

Fuente

EL TIEMPO, 12 de mayo de 2009

Fecha de Publicación