Un “ángel” pereirano en Nueva York Johanna Molano MarínEs impresionante el orgullo patrio y la calidad humana que inspira Jorge Muñoz, un pereirano que en sus ojos sólo revela el deseo de ayudar a los más necesitados, especialmente a aquellos inmigrantes en tierras norteamericanas que no tienen ni para un pan, personas en Nueva York que, como él hace más de 20 años, se fueron a buscar tiempos mejores y encontraron la desolación de la calle y la oscuridad de la falta de oportunidades para trabajar legalmente.Él es conocido en Nueva York como “el ángel de Queens”, porque todos los días, sin descanso, sin pereza, sin mal genio, sin aprovechamiento, con su propio salario, el de su hermana y su madre y alguna que otra donación, lleva un plato de comida caliente a quienes habitan bajo los puentes o en las esquinas de Queens, una labor que tanta nostalgia le trae porque le recuerda esa época de los años 80 cuando siendo apenas un joven, emigró de Pereira para buscar un mejor futuro.Es inevitable que su voz se quiebre cuando cuenta que hace 14 años fue la última vez que vio a su ciudad natal: Pereira, porque la falta de dinero no le permitía viajar constantemente. Pero un día, cuando trabajaba haciendo “mandados” en una oficina de envíos, que fue su primer trabajo, vio que de una procesadora de alimentos estaban tirando a la basura comida que aún servía, así que la pidió y la entregó a familias grandes necesitadas, luego su corazón se conmovió cuando conoció a un joven jornalero colombiano, quien le explicó que comía únicamente en los días que tenía trabajo, así que Jorge, parado en una esquina de la ciudad de Queens en Nueva York entregaba alimentación que salía de donaciones o de su propio dinero los sábados, lunes, miércoles y viernes, pero al ver a tantos necesitados, su ayuda se incrementó y ahora, todos los días en la noche encuentran en esa esquina o debajo de los puentes a Jorge Muñoz, entregando comida a más de 140 personas.“Yo pedía en procesadoras de alimentos lo que les sobraba, los llevaba a la casa y con la ayuda de mi madre y mi hermana los convertía en platos de comida caliente para tantos desempleados”, dijo en Pereira, donde llegó luego de tanto tiempo a celebrar los 10 años del Movimiento Mira, al cual pertenece en el extranjero.Después de estar un tiempo trabajando como mensajero y sin ninguna profesión porque salió muy joven del colegio Calasanz de Pereira hacia Palmira, Valle, y de allí a Estados Unidos, consiguió empleo como conductor de un bus escolar y al mismo tiempo estudió una carrera técnica intermedia “pero por problemas de salud por la fibra del vidrio no pude seguir y me tocó sacar la licencia para manejar bus y ahí voy. Dios sabe por qué hace sus cosas porque así me da tiempo para dedicarme a recoger donaciones para los muchachos”, expresó este hombre, que realmente parece un “ángel” porque su corazón es tan grande que alcanza para darle amor a todo el que lo requiera.Cuando salió de casa“Emigré como muchos pereiranos buscando mejores oportunidades, mi mamá estaba en Brooklyn y luego mandó por mi hermana y por mi, nos fuimos y allá nos quedamos. Veo a Pereira muy cambiada y me da un poco de nostalgia porque creo que a la ciudad es casi imposible regresar pues allá hay tantas personas que me necesitan que soy incapaz de dejarlos un sólo día sin su comida. Ellos toda la noche me esperan y siento que no les puedo fallar en ningún momento porque esto se convirtió en mi misión de vida”, relató mientras se tomaba una taza de café, que le sabía a su tierra.Los primeros 4 años el dinero para la comida salía de su salario, el de su hermana y el de su mamá y una que otra donación, pero ahora las ayudas de personas particulares son más, aunque las personas necesitadas también son más.“Hace 4 años cocinábamos en mi casa 5 libras de arroz y 10 libras de pollo, pero ahora se están cocinando 22 libras de arroz, 20 libras de pastas, 10 libras de pimentón, 50 libras de pollo al horno, y cada vez aumenta más porque hay más desempleados de nacionalidades como África, Haití e Italia que se han visto lesionados por la crisis económica mundial y la falta de legalización de su situación en tierras extranjeras”, expresó con angustia porque, según él, estos hechos se controlarían si se tuvieran más facilidades para adquirir la documentación “por lo menos si uno tiene un pase de conducción puede trabajar y subsistir”. Una rutinaTodos los días Jorge se levanta a las 5:15 a. m y se va a trabajar, a las 7:00 a. m. comienza su ruta, a las 9:00 a. m. termina y se va a repartir agua y pan, al tiempo que recoge donaciones de comida, hace compras y a la 1:30 p. m. sale nuevamente con la ruta del bus, regresa a las 5:00 p. m. a su casa y finiquita el empaque de las comidas que durante toda la tarde han preparado su hermana y su mamá, se va a la iglesia del Mira hasta las 7:00 p. m. y a las 9:30 p. m. está repartiendo la comida en las calles hasta las 12:00 de la noche cuando ya regresa a su vivienda a descansar.“El ángel de Queens, es el nombre que me dio el reportaje de CNN y lo adopté para formar mi fundación y así estoy obteniendo recursos de manos caritativas. Hace 6 años inicié con el programa de comidas para llegar a los jornaleros y ahora a toda clase de personas”, puntualizó.Mucha gratitudJorge dijo que todo lo que hace es sólo porque así se lo dicta su corazón y por ello su primer reconocimiento fue el reportaje realizado en CNN para el mundo entero y posteriormente, hace pocos días, el presidente Barack Obama le entregó la Medalla al Mérito Ciudadano, uno de los 13 “héroes” entre 6.000 nominados y todo porque ha luchado por sacar adelante a estas personas necesitadas.Para continuar trabajando por la gente lanzó también su candidatura por el Movimiento Mira en el exterior y ha tenido innumerables reconocimientos en medios de comunicación del mundo entero.Jorge quiere ahora seguir haciendo presencia en Morristown, Nueva Yersey, Elizabeth, Dover y Miami, y aunque siente gratitud por los recibimientos de sus compatriotas, sin du
El Diario del Otún