Estar en Sao Paulo – después de vivir diez años en Nueva York- ha hecho rememorar la niñez a Mónica Espinel. “Aprender portugués, bailar samba, oir música en las aclles, los jugos de frutas, el carnaval, me recuerda a los sabores y olores de la infancia”.
Salió del país en 1997 para estudiar psicología en la Universidad Internacional de Florida, en Miami; historia del arte en La Sorbona, en París, y después se fue a trabajar en Nueva York, donde comenzó a forjar un nombre como curadora independiente. “Quería enfocar mi interés en escribir sobre artistas contemporáneos, organizar exposiciones, y hacer investigación sobre fotografía, video y performance”.
En Nueva York trabajó en las galerías Marvelli, Wildenstein & Co. Y Latincollector, en espacios alternativos como Creon y Gramercy Post, y para los museos Wave Hill, Bronx Museum of the Arts y Metropolitan Museum.
Movida por la curiosidad de lo que estaba pasando en Sao Paulo, se trasladó con su parejala allí donde ha seguido su carrera. Poco después de llegar participó en el Laboratorio Curatorial de la Feria SP_Arte para el cual organizó “una exposición inspirada en la película de Almodovar La piel que habito y al público le gustó mucho”.
En 2013 la invitaron al seminario de curadoría dela Bienal de Gwangju (Corea del Sur), donde quedó maravillada por la gran escena cultural del país, y participó en la Bienal de Estambul (Turquía) donde presentó una investigación sobre los espacios alternativos de Sao Paulo.
Entre los proyectos que tiene a corto plazo está compartir tiempo con su pequeña hija Paloma, nacida en 2014, y organizar una exposición sobre mujeres que trabajan la abstracción
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