Malta
Cuando estás planeando salir del país y vivir por un tiempo en el exterior, eres incapaz de imaginarte la cantidad de experiencias que vas a vivir, el aprendizaje que vas a tener y cómo ello transformará tu visión del mundo.
Solo después de algún tiempo te haces consciente de que jamás volverás a ser esa misma persona, cuya mezcla de susto, alegría y ansiedad un día dijo: “Me voy a estudiar al exterior”.
La decisión de viajar a estudiar a Malta me implicó ser consciente de tener que empezar mi vida profesional casi desde cero. Aún así, decidí hacerlo y aquí quiero compartir con ustedes los momentos más importantes de estos dos años y algunos meses de aprendizaje, adaptación y cambios.
Con los pies en la tierra
Los días previos al viaje son casi surrealistas; planes de despedida con amigos, compromisos con la familia, salidas de compras; son muchas emociones, sorpresas, reuniones que acaban con lágrimas. Al final, el abrazo interminable despedida de tu familia, siempre deja la sensación de haber sido insuficiente; ese abrazo que le das a tu familia y al que sumas la promesa de cuidarte bastante y aprovechas infinitamente la experiencia.
Una vez en el avión, el “sustico” de lo que se viene aparece, pero nada que nuestro optimismo no pueda disimular con un “vamos pa’ lante”.
Despues de un par de escalas y unas 15 horas de viaje, llegué a Malta, con la intención intacta de cumplir con mis promesas y con ese 'sustico' dejándose ver en cada momento que tenía que usar mi muy oxidado inglés para poder llegar al que sería mi hogar por los siguientes 6 meses.
A pesar de que tenía planeado estudiar por un año, para la época en que estaba preparando mi viaje era necesario aplicar a una visa de estudiante en la Embajada de Italia en Bogotá; dicha visa me la otorgaron solo por seis meses y luego tuve que renovarla en Malta.
La eliminación de la visa Schengen es un beneficio muy grande que como Colombianos recibimos para viajar a Europa en calidad turistas, por un término no mayor de 90 dias. En el caso de Malta, lo que cualquier estudiante debe hacer es viajar dentro de ese término y aplicar en la isla a la visa de estudiante. Un trámite menos que hacer desde Colombia.
Volviendo a mi historia, recuerdo el esfuerzo que me supuso el primer día. Llegar a la escuela y hacer a un lado mi timidez para hablar en inglés y explicar en la recepción que era mi primer día de clases, fue todo un reto. Por alguna razón en medio de tanta inseguridad - porque no estas en tu zona de confort - sientes como si todo el mundo estuviera pendiente de tu lenguaje torpe e inseguro. Con solo unas semanas te das cuenta que es algo tan cotidiano que no hay mil oídos puestos en lo que dices; por el contrario hay dos o tres pares dispuestos a escucharte y ayudarte.
Justo cuando apenas empezaba a sentir algo de alivio por explicar que era mi primer día en la escuela me di cuenta que tenía que poner toda mi atención en las instrucciones que me daban.
-Creo que dijo “ Classroom Twelve”; o eso al menos fue lo único que entendí... Y aquí vamos otra vez-
Entrar tímidamente al salón de clases con un – Hi, I’m a new student – y buscar rápidamente un lugar donde sentarme, es uno de los momentos que más recuerdo porque también fue ahí donde sentí que finalmente estaba en mi primer día de clases en Malta. Ese primer día comenzaba a cumplir el objetivo que me había propuesto algunos meses atrás y reconocí que iba a necesitar poner todo de mi parte para cumplirlo a cabalidad. Ya no más sueños o fantasias acerca de mi viaje; ahí estaba finalmente con los pies en la tierra.
Déjame consultar mi agenda
El primer mes tuve tantas cosas para hacer que era necesario revisar si podía unirme a una de las tantas actividades que organizan los nuevos amigos, la escuela o los eventos en general que hay en la isla. La verdad, es que el invierno me ayudó mucho a concentrarme (yo llegué a Malta un noviembre). Un 50% de mi día lo dedicaba a estudiar, un 20% a actividades sociales y trámites que tuviera que realizar y el otro 30% a descansar.
Una de las cosas más importantes que se debe hacer en los primeros días de llegada a Malta es hacer el trámite para obtener la visa de estudiante por el tiempo total en que se planea estar en la isla. Tanto en el momento que yo realicé dicho tramite como ahora se exigen casi los mismos documentos, los cuales se deben traer listos desde Colombia para no tener complicaciones que retrasen ese proceso.
Eso es absolutamente importante; si quieres salir de Malta pasados los primeros 90 días debes hacerlo con la tarjeta de identificación que te dan cuando obtienes tu visa de estudiante. Si sales sin ese documento no vas a poder volver a entrar a la isla ni quedarte en ninguno de los paises del área Schengen; es decir, te tienes que devolver para Colombia y adiós experiencia en el exterior. Por otra parte, aunque no salgas de la isla, al momento en que vayas a regresar a Colombia o antes, se van a dar cuenta que excediste los 90 días de manera ilegal y te van a sancionar; eso significa que por muchos años no podrás volver a Europa.
Cumpliendo mi primer mes en Malta empezaba a sentirme mas adaptada. Tenía nuevos amigos, íbamos a cine, cocinábamos juntos, íbamos a jugar bolos y hacíamos todo lo que se nos ocurriera. Cabe mencionar que una de las cosas más importantes de una experiencia como esta, es la oportunidad de practicar en un contexto real lo que aprendes en clase; y estos eran escenarios ideales para hacerlo.
También me sentía muy cansada algunos días porque naturalmente para poder comunicarte tienes que estar 100% concentrado en lo que te dicen y al mismo tiempo concentrado en estructurar en tu mente lo que quieres decir. De manera que hay dias en que sencillamente sientes que tu cerebro va a explotar y te vas a descansar más temprano que de costumbre.
Necesito un descanso
Con el pasar de los meses noté grandes avances; sin embargo, cuando más avanzas el aprendizaje se vuelve más exigente y retador. Alrededor de los 4 meses, teniendo mi visa de estudiante y sintiendo que estaba estancada, vi necesario tomar unos días de vacaciones.
Algunas instituciones recomiendan descansar después de algunas semanas de clase porque si realmente has estudiado de forma disciplinada, es bueno hacer una pausa para volver a empezar un nuevo ciclo. Ello también depende mucho de cada persona, pues hay quienes no descansan y otros que se toman hasta una semana de vacaciones por mes.
Malta ofrece la oportunidad de viajar a las principales capitales europeas con precios muy razonables y esa es una de las principales ventajas que tiene estudiar inglés en la isla. Tener la opción de conocer muchos países y culturas es algo que realmente enriquece la experiencia de estudiar en el exterior.
Una vez estás en Malta debes tener en cuenta dos cosas para viajar: si se viaja dentro de los 90 días permitidos en virtud de la eliminación de la visa Schengen, solo se necesita el pasaporte y se debe regresar a Malta antes de que esos 90 días se cumplan; si se viaja dentro del período posterior a los 90 días, se debe tener la tarjeta de identificación que acredita la extensión de dicho período en virtud del otorgamiento de una visa de estudiante.
Naturalmente lo más recomendable es que si se planean las vacaciones dentro del período posterior a los 90 días, se tenga la tarjeta de identidad Maltesa ya en las manos, dado que hay estudiantes que pierden la compra de tiquetes aéreos y reservas de hotel porque planean sus viajes antes de contar con dicho documento.
En esa ocasión viajé a Holanda y tuve la oportunidad de ir a Keukenhof, donde para esa época puedes ver jardines repletos de tulipanes y flores de todos los colores. Es algo absolutamente hermoso y digno de visitar. También fui a King’s Day en Amsterdam y disfruté mucho recorriendo el centro de la ciudad y algunas de las fiestas organizadas para ese fecha. Era definitivamente un descanso que necesitaba para volver a empezar.
Retomar el objetivo y el espíritu emprendedor
La etapa dos de mi objetivo la empecé con algunas decisiones que tomé durante mis vacaciones. La primera fue buscar una nueva escuela, en la cual pudiera pasar la etapa de estancamiento en la que me veía; y la segunda, empezar con algunas ideas de negocios que me generarán algo de dinero, que nunca sobra.
Estuve estudiando por unas semanas más en la misma escuela donde había iniciado mis clases y posteriormente, después de investigar acerca de que escuela podía ofrecerme lo que yo buscaba, me pasé. Estuve en un par de instituciones más y las elegí basándome en el mismo criterio.
Elegir una escuela nunca es cuestión de escoger la más economica o la mas renombrada; hacer una buena elección depende de encontrar una institución que tenga un balance entre precio y calidad y que al mismo tiempo pueda ofrecer el programa acorde a los objetivos del estudiante, que no para todos son iguales.
Esto es una parte muy importante de la experiencia de estudiar inglés en el exterior; obviamente, la otra parte depende del empeño y disciplina con que cada quien se enfoque en sus objetivos.
Para la época ya estabamos en verano y yo tenía algunas mochilas y pulseras que vendí casi sin darme cuenta. Después se me ocurrió ofrecer las mismas tortas que horneaba para comer a media mañana en la escuela (porque eso de comer croassant con chocolate a diario no es muy saludable) y le gustaron a muchas personas. Las vendí durante un tiempo hasta que decidí abandonar mi idea emprendedora; era momento de empezar otras cosas.
Una de las dudas más frecuentes de los estudiantes antes de viajar a Malta es si pueden trabajar en la isla para ayudar con su sostenimiento; la respuesta es no; a menos que cuentes con pasaporte europeo, no es posible conseguir un trabajo legal en Malta, por lo cual lo mejor es planear el viaje con los recursos suficientes y ya cada quien según sea emprendedor o no, mirará que actividades puede desarrollar para generar algunos ingresos adicionales; claro está, sin ir en contra de la ley.
Pasaron varios meses en los que, a paso lento, avancé lo suficiente como para decidir que ya era tiempo de parar mis clases y pulir mi inglés haciendo otras cosas. Allí empezó mi tercera etapa.
Internship, otra forma de aprender
Si hay algo que esta experiencia viviendo en el exterior me ha enseñado es que nunca paras de aprender. Se aprende de la gente, los errores, lo que estudias; se aprende viviendo, y como yo estaba ya un poco cansada de ir a clases diariamente y sentía que necesitaba algo más para lograr ese poquito de espontaneidad que normalmente tengo hablando en español, decidí hacer un internship, que es como una práctica (no remunerada, pues con visa de estudiante no se puede trabajar) y le puse como plazo 3 meses.
Dentro de esos 3 meses debía tomar la decisión de quería continuar viviendo en el exterior (y lo veía viable) o regresar a Colombia. Lo primero que hice fue decidir dar todo de mí en esa nueva experiencia.
Los colombianos somos en general muy trabajadores; sin embargo, cuando decidimos vivir en el exterior debemos ser conscientes de que hay que aprender a caminar antes de empezar a correr. El sueño de viajar a un país extranjero y encontrarte inmediatamente el trabajo de tus sueños con el salario de tus sueños, es tan remoto que si nuestros planes están basados en eso, seguramente vamos a fracasar.
Tener experiencias como hacer un voluntariado o una practica no remunerada, nos permite adquirir ciertas habilidades que seguramente no tenemos para enfrentarnos de forma exitosa a una vida profesional en otro país.
Por supuesto, todo eso implica un sacrificio; el sacrificio de levantarte diariamente para ir a una lugar donde debes dar lo mejor de ti sin tener una compensación económica. Sin embargo, cuando eres consciente de que puedes estar recibiendo una compensación en aprendizaje o en puertas abiertas a futuro, te das cuenta que vale la pena hacerlo.
En Malta existen este tipo de programas en escuelas y agencias que te ayudan con la gestión de conseguir un internship o voluntariado. En general, las empresas y organizaciones prefieren personas dispuestas a realizar estos programas por al menos 12 semanas; es el tiempo mínimo para que tanto la institución como el participanteobtengan un beneficio.
Yo disfruté mucho ese período pues tuve la oportunidad de trabajar en marketing y desarrollo de negocios que son áreas que siempre me llamaron la atención. Propuse hacer un proyecto de práctica basado en el desarrollo de una estrategia de mercado para Ámerica Latina y con ello, fue que conseguí mi primer trabajo en Malta.
Trabajar en Malta
Tener mi primer trabajo en Malta definitivamente fue un impulso a mi motivación de vivir en el exterior. Ahora los desafios eran diferentes y de cierta forma más retadores que los anteriores, pues estás de igual a igual con nativos y otros extranjeros, a nivel profesional, y no como aprendiz o estudiante.
Para que un profesional colombiano pueda trabajar en Malta de manera legal necesita, recibir una oferta de trabajo y tramitar, en conjunto con la empresa contratadora, la obtención de visa de trabajo.
En dicho proceso las compañías básicamente tienen que justificar la razón para contratar a una persona extranjera; ahí está la importancia de tener un perfil profesional competitivo a nivel global cuando nuestro objetivo es vivir y trabajar en el exterior.
Este es un proceso que toma algo de tiempo y una vez se obtiene la visa de trabajo la persona puede residir y trabajar legalmente en la isla en virtud de dicha visa. La residencia, en todo caso, está supeditada a la existencia del contrato de trabajo, de manera que si la persona es despedida, renuncia o termina su contrato en caso de ser temporal, ya no tendrá visa de trabajo y por tanto le aplicarán todas las normas generales en materia migratoria.
Con mi trabajo he tenido la fortuna de aprender muchísimo acerca de marketing y desarrollo de mercados; aún tengo contacto con muchas personas de diferentes nacionalidades de las que también he aprendido bastante, tengo un excelente jefe, un ambiente de trabajo muy tranquilo y la posibilidad de viajar a diferentes lugares de Europa y Latinoamerica. Han llegado muchos retos a mi vida; día a día tengo que investigar, leer y aprender acerca de temas referentes a mi nuevo rol; pero me encanta hacerlo y lo hago con pasión.
Finalmente todo este camino me llevó a lanzar un blog hace unos meses en el que cuento algunos de los detalles de lo que ha sido esta experiencia viviendo en Malta y también comparto algunas de las cosas que he aprendido durante todo este trayecto.
En desdemalta.com encontré una excelente herramienta para motivar y ayudar a muchos otros colombianos que desean venir a Malta o quieren viajar al exterior y no saben por dónde empezar su plan. Espero que tanto esta crónica que me animé a escribir como mi blog sea de utilidad para muchos de ustedes. Un saludo desde Malta.
¿Quién es la autora?
Ana María Cardona Ochoa es una abogada colombiana que después de terminar su maestria en Administración de negocios, decide viajar a estudiar inglés en Malta. Actualmente trabaja en el área de Marketing y desarrollo de negocios para una empresa de la isla y en su tiempo libre escribe el blog www.desdemalta.com en el cual se puede encontrar información práctica, consejos y reflexiones acerca de viajar, vivir y estudiar en esta isla.
Ana María Cardona O.
Estudiar y trabajar en Malta: una colombiana cuenta su experiencia