Por: Fredy Alberto Mosquera P.
Según la historia Colombia y Ecuador, jamás habían tenido un enfrentamiento sino por el contrario, eran dos hermanos de confianza, integración y fidelidad.
Sin embargo, esta fraternidad se rompe y no es una ruptura pasajera como se pensaba, sino es un resquebrajamiento de resentimiento, odio, y quizá lo poco imaginable “La Venganza”. Este hecho se suscita a raíz de la emboscada del ejercito colombiano y posterior muerte del cabecilla guerrillero Raúl Reyes, en cercanías del territorio ecuatoriano; que por muchos años causó dolor y angustia a miles de familias tanto en Colombia como en el Ecuador.
El vía crucis para nuestro país comienza cuando el Presidente Rafael Correa, empieza a dar látigos al mandatario colombiano Álvaro Uribe en donde lo tacha de paramilitar, narcotraficante entre otras injurias; que soporto este último por más de 15 días. No obstante, en un principio Colombia, se mantuvo en silencio pero las intensas ironías y la intromisión de Venezuela, colmaron la paciencia llegando hasta el punto de formarse una guerra que por fortuna no se llevo a cabo.
La cumbre de mandatarios, celebrado en Santo Domingo a mediados de marzo el tema del hostigamiento fue el plato fuerte que debían consumir todos los presidentes de la república, mientras que para Colombia, Ecuador y Venezuela eran bastante agrios; por tanto, el mandatario dominicano al ver los gestos de repugnancia de estos tres gobernantes, les dijo que dejaran esos platos y que más bien se sirvieran del que tenía el sabor a paz.
En dónde el primero en saborearlo fue el presidente de Colombia, quién luego de degustarlo invitó a su homologo ecuatoriano; en un principio se rehusaba pero la insistencia del anfitrión de degustarlo, aceptar la invitación y con una mirada irónica termino por recibir el convite del colombiano. Así mismo, Chávez de Venezuela, fue el segundo en tomar la comida y sin ninguna malicia, por último Daniel Ortega, quién se encontraba también resentido con Uribe, por el meridiano 82, se hizo participe y los tres que colocaron en encrucijada a Colombia, terminaron comiendo y olvidando ciertos resentimientos.
Ahora, parece que la poca comida servida al presidente Correa, no fue de su total satisfacción ya que, no le basto con formar escándalo por la intromisión de Colombia, a su territorio sino arremeter al parecer contra dos colombianos quienes fueron incinerados por policías ecuatorianas luego de haber cometido un delito mucho menor, que el propiciado por el revolucionario Raúl Reyes.
Finalmente, la historia de hermandad y buena vecindad de estos dos países Colombia y Ecuador, han quedado en el pasado en donde algunos historiadores ya están empezando a escribir sobre la desintegración de estas naciones que algún día tuvieron afinidad y todo por solucionar un conflicto que nuestro país no a podido vencer “La violencia interna”.