El comandante de las Fuerzas Militares habla de estrategia contra las bandas criminales y guerrilla.
Después de unas semanas de nubes negras por la polémica que generó el llamado a calificar servicios del general Gustavo Matamoros, el comandante de las Fuerzas Militares, el almirante Édgar Cely, dice que todo está superado y que ahora están concentrados en los temas gruesos de la seguridad.

En diálogo con EL TIEMPO, reclamó por el olvido en el que a veces se sienten y habló de la estrategia de las Farc para consolidar sus milicias.

¿Ya se superaron los roces ocurridos hace unos meses?

Totalmente. Finalmente no hubo roces. Cada cual tiene una mirada de su vida y de su proyección en la institución. Lo importante es que los intereses institucionales estén por encima de los personales.

¿Le preocupan las denuncias sobre irregularidades en las Fuerzas Militares?

En la parte de la contratación y en el caso de las prisiones militares se puso desde el comienzo lupa a la situación. Algunas personas cometen errores, pero el mando está empeñado en que todo hecho sospechoso sea investigado con mucha rigurosidad.

Ordené a la Inspección General una auditoría para determinar qué estaba pasando. Además, se pidió a la Contraloría que envíe un equipo de auditores para que miren hasta el último documento. Si hay responsables, pagarán, cualquiera que sea su rango.

En cuanto a las Farc, ¿cuáles siguen siendo las zonas rojas?

Hemos hecho una cosa que hemos denominado la 'geomicrorreferenciación', que es no hablar de zonas generales sino de puntos específicos. Esto nos ha permitido ver las áreas donde hay un traslado del fenómeno delincuencial, de sembrados de coca, de laboratorios, de presencia de las Farc, del Eln, de las bandas criminales y del narcotráfico. Y eso nos ha arrojado unas áreas en las cuales estamos operando con mucha fuerza: Zonas como el Catatumbo, el nudo de Paramillo, el Cauca, Nariño, Putumayo y Arauca.

El mapa que hemos hecho muestra que el 6 por ciento de los municipios son zonas rojas en este momento. Y el resto del país está dividido en zonas amarillas y verdes.

¿Cómo se están preparando ante el cambio estratégico de las Farc hacia las zonas rojas?

Tenemos muy claro cuál es la posición en este momento de las Farc. 'Alfonso Cano' sale a hablar de cuestiones políticas, pero no reconoce que tiene una organización viciada por el narcotráfico, sin ninguna ideología. La nueva estrategia de las Farc está en las milicias. Ahí está la milicia popular, la Bolivariana, el PCC, el Movimiento Bolivariano por una Nueva Colombia, las Juventudes Bolivarianas, que son ese enemigo invisible que hace daño a la juventud, que está mirando a los colegios y a las universidades.

¿Los afectó la aceptación de que en el país hay un conflicto?

Es importante que haya quedado claro que hay un conflicto interno porque nos permite tener una solidez jurídica frente a todos estos temas.

Pero durante ocho años no tuvimos conflicto interno...

Sí, se decía que no teníamos conflicto, pero esa era una mirada y una posición política porque, finalmente, nos estábamos rigiendo por las reglas del Derecho Internacional Humanitario.

¿Y ustedes, que son los que ponen el pecho, sí tenían claro que siempre ha habido conflicto?

Siempre ha habido agresión terrorista contra el Estado. Todavía hay gente que habla de una amenaza, pero esa ya se concretó hace tiempo, cuando explotó el primer cilindro bomba y mató a un montón de colombianos. Salimos de un limbo jurídico, que es el que se acepta internacionalmente. Y eso no quiere decir que vaya a cambiar un estatus político ni jurídico en relación con los terroristas. Nada ha cambiado.

¿Usted cree que con el plan que tienen diseñado, pronto no vamos a tener bandas criminales o va a ser muy largo este proceso?

Nosotros nos hemos fijado la meta de que en el 2014 estas estructuras las hayamos podido controlar. Pero fíjese que en el año 2008, cuando empezábamos a hablar del tema de las 'bacrim', inicialmente había 33 estructuras. Y la acción de la Fuerza Pública en general, y por supuesto la decisión del Gobierno de atacarlas, ha reducido eso a siete. Y de esas siete hay tres que, digamos, tienen mayor fortaleza, las que en algún momento y de alguna manera asimilarán a las otras. Y esas tres son 'los Rastrojos', 'los Urabeños' y 'los Paisas'. Las otras que han nacido por ahí han sido golpeadas, por un lado, y por otro lado las han ido asimilando. La tarea de las Fuerzas Militares, en coordinación con la Policía, es muy importante y ahí estamos actuando.

¿Es doloroso ver a oficiales condenados, como el coronel Plazas Vega o el general Arias Cabrales?

Tenemos la obligación de respetar los fallos judiciales, pero por supuesto que nos duele mucho la situación de ellos. En su momento no escatimaron esfuerzos para cumplir con su deber. Detrás del militar hay un ser humano que vive sus éxitos y le duelen el abandono y la indiferencia.

¿Se está cometiendo una injusticia con las FF. MM.?

Es injusto criticarnos a nosotros porque los terroristas han hecho algunas acciones. Pero resulta que al cambiar al Gobierno no cambiaron a las Fuerzas Militares. Nosotros no empezamos ayer, somos las mismas fuerzas que en los últimos años dieron los resultados y están ahora con ese mismo empeño. A veces, ciertas críticas y ciertos juicios de personas que no llevan la vida de nosotros, que están escribiendo de la guerra detrás de un escritorio y criticando muy fácilmente, no saben la angustia de los militares.

¿Cuál es el llamado?

Que no es el momento de triunfalismos absurdos, pero tampoco es el momento de derrotismos. Quienes dicen que esto ya no funciona, que no se combate, que la seguridad se acabó, no saben que están haciendo un daño terrible porque, dentro de ese uniforme, también hay un ser humano. Somos leales y estamos dando hasta la última gota de sudor, pero también tenemos sentimientos.

Así se blindan contra las bandas

¿Qué están haciendo para detectar casos de nexos de miembros de las FF. MM. con las 'Bacrim'?

Las mismas Fuerzas se han encargado, a través de operaciones de Inteligencia, de mostrar al país que no tenemos ningún tipo de convivencia con el delito. Un ejemplo muy claro: la Armada detectó a un grupo de oficiales y de suboficiales y de infantes de Marina que estaban involucrados en Nariño con alias 'Apache IV', de 'los Rastrojos'. Se hizo un trabajo muy delicado de inteligencia y se capturó y se entregó a las autoridades. Ahí hay una demostración muy clara al país de que nosotros no vamos a tener ningún tipo de permisividad con eso.

¿Y cómo están blindando a los militares que están persiguiendo a las 'Bacrim'?

Estamos permanentemente hablando de lo que ha estado mal, para que ellos vean que es un riesgo muy grande que hay que correr. El Ejército ha lanzado una campaña que se llama 'Fe en la causa'. El mensaje es que debe haber un comportamiento ético superior en quienes estamos empeñados en esta tarea de servirle a Colombia.

'La puerta del diálogo de paz se abre cuando haya voluntad'

Si el Gobierno les dice de un momento a otro que está negociando con las Farc, ¿cómo recibirían eso, con el costo tan alto que están pagando?

El Presidente tiene una bandera muy importante, que es la unión. Eso nos lleva a tener la absoluta seguridad de que no se dará un paso de esos sin que nosotros estemos enterados del tema. De darse, habría la participación formal de las Fuerzas Militares, así sea en la discusión del tema. Tenemos una absoluta confianza en el Presidente, respaldamos sus políticas de Gobierno y esa bandera de la unión nos permite tener esa tranquilidad.

¿Considera que sería inviable pensar en negociar con estos grupos guerrilleros?

Ha habido unas condiciones que ha establecido el Presidente. Él ha sido muy claro al decir: No tiramos la llave al mar. La llave la tenemos nosotros. Esa puerta se abre en el momento en que los bandidos tengan realmente la voluntad y decir vamos a hablar de la paz. Mientras tanto, ellos tienen que suspender inmediatamente el secuestro, entregar a toda la gente que tienen secuestrada. Y no solamente son los de las Fuerzas Militares. Tienen a mucha más gente secuestrada. Tienen que parar los actos de terrorismo y tienen que cumplir con una serie de requisitos que ha establecido el Gobierno. Mientras tanto, no habrá ningún tipo de diálogo.

JINETH BEDOYA LIMA
Subeditora de Justicia

Fuente

EL Tiempo